El niño puede verse como un recipiente vacío en el que se colocan fechas y números, con tiempos de estudio separados para diferentes asignaturas; pero también puede verse como un explorador activo de su entorno, ávido de interactuar con él. Esa es la diferencia que hace Kathy Hirsh-Pasekentre una educación con y sin apoyo en el juego.
No sólo es importante reflexionar sobre qué enseñar sino también sobre cómo hacerlo, y según sostiene esta especialista, los niños aprenden mejor en ambientes lúdicos, a través de juegos guiados, con contenidos apropiados.
Para que una actividad pueda ser catalogada como juego, debe causar placer espontáneamente, incitando a una participación activa con algún elemento de imaginería. Por añadidura el juego tiene un efecto positivo, flexible, que deja contentas a las personas. La especialista prosigue diciendo que no solamente es deseable que los niños salgan a jugar, que tengan tiempo no estructurado, sino que igualmente importante es estimularlos a través del juego guiado, y cita como ejemplo a los juegos de bloques y de tableros para aprender matemática:
- “Cuando tenemos un juego guiado (cuenta) los niños realmente pueden aprender y participar, pueden comprometerse con estos sistemas académicos, pero los profesores tienen que tener ciertos objetivos en mente, tienen que saber cómo dirigirlos estimulando el aprendizaje”. Por lo anterior la profesora señala como necesaria la capacitación de padres y profesores, para que estén en condiciones de aprovechar todo el potencial infantil.